21 agosto 2006

Ponte la camiseta, que ya sales

Ponte la camiseta, que ya sales. Revive las innovaciones y los clásicos de la sinfonía del público, que selecciona sus aplausos, sus quejas. Sigue un ritual: una combinación de gestos, alguna miradita al cielo o a la grada o un breve repaso de aquellas tardes de pesas y flexiones, del poder y no poder. Apareces. Dispuesto a todo. Intentando transformar las evaluciones de los otros en un reto más seductor, más ambicioso.

Y, entonces, te miras las manos, apoyadas cómodamente sobre tus rodillas flexionadas. Sigues inspeccionado: ¿dónde estás tus zapatillas exclusivas? Ésas que no te permiten resbalar, éstas que te aseguran clavar tu presencia en las superficie, aquéllas que tus seguidores se compran para acercarse a ti. Para tenerte más cerca. Pero nada, encuentras unos zapatos o unas bambas que no te han ayudado a impulsarte y lograr esa penetración decisiva, que no te han acompañado en tu planeo por la línea de retos de la prueba de salto de longitud, que no han protagonizado esa vaselina que el portero rival todavía lamenta.

Tu calzado ha vivido, te ha acompañado en recuerdos inmorrables y en instantes que rápidamente tu memoria, tan selectiva como la de cualquiera, ha querido aparcar. Porque, aunque tú no tienes ficha de profesional, sufres igual o más que si la tuvieras. No tienes que defender a aquel tirador, pero sientes su aliento. No ha sido tu muñeca la que ha dirigido ese triple, desde medio campo, de Ricky Rubio que ha forzado la prórroga, pero lo sientes tuyo y lo celebras. Porque que el base de la Penya haya convertido ese tiro fuerza la gloria: España puede ser campeona de Europa sub 16.

Y cuando, finalmente, ese niño camuflado en una mata de pelo de descaro y en 51 puntos, 26 rebotes y 12 asistencias, conduce a tu selección hacia lo más soñado, agitas tus puños. El éxito también es tuyo: te corresponde un pedacito de Copa.

Como tuyo, nuestro, es el oro del combinado sub 18 en Tenerife hace unas semanas. Aauri Bokesa, Gabi Ocete, Anna Carbó, Alba Torrens, Laura Herrera, Alejandra De la Fuente, Nerea Moreno, Carla Agulló, Noelia Oliva, Jael Freixenet, Laura Nicholls... y Tamara Abalde. La joven alero del Real Club Celta Vigourbán se vistió de líder el día idóneo: la tarde de la final ante la invicta Serbia y Montenegro.

Como señala Raúl Barrigón en Gigantes del basket, Tamara (en la foto) presentaba "un pobre 33.3% en tiros de campo, habiendo errado los ocho triples que intentó". Pero ese día, demostró que quiere ser una de las grandes realidades del baloncesto femenino español o, mejor aún, que ya lo es. En 33 minutos: 52.5% en tiros de dos (10 de 19), 100% en tiros libres (3 de 3). 23 puntos y un aviso: en Vigo puede tener más protagonismo. Más de once o doce minutos por partido.

Muchos, durante el partido, se sintieron más altos (o no) y más guapos (seguramente): se proyectaron en los 188 centrímetros de Tamara Abalde, en su número 6, bañado en rojo, en rojo de lucha. En su publicidad, la de los huevos de chocolate con sorpresa, con felicidad oculta. Y la hubo.

Esa tarde, en el Palacio Insular Santiago Martín, se confirmó la trayectoria inmaculada de la generación del 89: la mejor en Turín 2004, Polonia 2005 y Tenerife 2006. Es decir, que el presente exitoso de la absoluta puede tener recambio, cuerda para rato. Para varios años. Porque hay una generación efectiva, épica y sin complejos.

Porque entre las jóvenes el éxito es rutina. En Kosice (Eslovaquia), el cadete femenino también ganó el oro. Un equipo con pocos centímetros compensó su carencia con máxima confianza en los instantes decisivos. En su debut, ante Lituania, ganó por uno (65-66); en el segundo encuentro, por cuatro ante Rusia (73-69). Y tras un parón de tranquilidad ante Estonia (86-35) en el último partido de primera fase y ante Serbia y Montenegro (56-88) en el primer capítulo del grupo de cuartos, volvió a saber negociar la incertidumbre: 65-60 ante Francia y 75-67 ante Bielorrusia.

Ya en semifinales, tras una primera parte de nervios (16-28) supo reescribir el encuentro: 54-52 y a la final. El último rival era la República Checa, el favorito de todos. El 2-12 parecía confirmar la lógica, pero no fue así: España triunfó, con 29 puntos de Marta Tudanca y 19 de Cristina Ouvina. Hay futuro y muchos lo disfrutamos.

Como aplaudimos el ataque-respuesta entre el aspirante Dani Pedrosa y el heptacampeón Valentino Rossi en el GP de la República Checa, donde Il Dottore logró su primera victoria hace 10 años. Desde la distancia, los espectadores de TV1 se enfundaron en sus monos -cada uno en el de su favorito- y movieron sus manos, pasearon sus mejores mensajes de ánimo, encararon las curvas. Y replicaron los ataques del rival. Qué decir de la grandeza de Álvaro Bautista, que superó a Mika Kallio en 125 cc. en los últimos centímetros. O de la remontada de en el Mundial del temperamental Jorge Lorenzo, en 250.

O de la belleza física y atlética de la rusa Yelena Isinbayeva,
que ante la ausencia de grandes rivales se motiva acumulando récords. En los Europeos de Göteborg no pudo ser protagonista de uno más, no superó los 5.02 metros. Pero, como siempre, hizo poesía en el cielo. Menos me seduce ver cómo alguien lanza un palo afilado, una jabalina. Pero tras ver cómo Mercedes Chilla celebraba su bronce, me emocioné.

Porque así es el deporte: vivo, sentimental, frenético. Indescriptible. Venga, ponte la camiseta, que ya sales.

2 Comments:

At 22 agosto, 2006 23:52, Anonymous Anónimo said...

Hola Toni

En el equipo Junior que consiguió el oro en Tenerife, también estaba Alejandra De La Fuente. que te la has dejado!!!

Un saludo.

 
At 23 agosto, 2006 00:04, Blogger Toni Delgado said...

Gracias, crack. Acabo de solucionar el gazapo.

Un abrazo.

 

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