Predecir y desear

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Predecir es un verbo demasiado osado, demasiado frágil, demasiado inestable. ¿Dónde estaré el año que viene? ¿Qué me pasará mañana a la hora J? ¿Me encontraré mañana a ese amigo del que me acordaba hoy? ¿Si tomo ese camino podré coger rápidamente otro?

A pesar de ser un verbo arriesgado, de vez en cuando lo utilizo. Y acierto cosas. Me pasa poco, pero lo disfruto bastante. Una de las últimas penúltimas ocasiones que lo empleé fue hace unas semanas. Vi un 3-0 del UB Barça ante el Perfumerías Avenida. Intuí que si el conjunto de Silvia Font corría como siempre -y Érika De Souza y Marta Fernández confirmaban sus MVP's- sumaría tres victorias. Apuradas, sufridas, pero consecutivas.

Predecía que el más regular de la Liga ganaría. Pero no fue así. La historia se volvió a repetir. Os cuento: desde que enamoré de este deporte, desde aquel mayo de 2003, tres de las cuatro finales ligueras escribieron un guión inesperado.

En la primera, se llegó al quinto partido. Valencia presenciaría un Ros Casares-UB Barça, el gran clásico de los últimos años. Laia Palau, tras perder el cuarto encuentro, sentenció: "Hay que cambiar la historia".Porque el conjunto estudiantil, bajo el nombre de Universitari de Barcelona, había perdido ante el mismo rival los dos últimos años. Aquello de "a la tercera va la vencida" le sonaba bien a los seguidores azulgranas. Y les sonaba a chiste cuando a falta de 30 segundos Trisha Fallon anotó el 70-66. Pero una antideportiva de Amaya Valdemoro a Isa Sánchez lo cambió todo. Y los tiros libres dibujaron un 70-72. ¡Sorpresón! Una de las grandes culpables fue Andrea Congreaves, que metió los cinco triples que intentó. Núria Martínez, Laia Palau, Kedra Holland Corn, Paula Seguí, Razza Brcaninovic -ahora Mujanovic-, la propia Congreaves... "Era más difícil esto que ganar la Final Four", declaró Carme Lluveras, la directora del éxito desde el banquillo.

En la segunda, todo fue fugaz, rápido. De nuevo, los mismos protagonistas. En los dos primeros partidos ambos sumaron parciales parejos hasta el descanso y a partir del tercer cuarto el UB Barça, poco a poco, perdió sus opciones. En el tercero encuentro, en el que Marta Fernández e Ingrid Pons dieron sus botes de alegría en la pista del equipo por el que ficharían poco después, el Ros fue menos malo y se llevó la Liga. De hecho, aquel año sólo se le resistió Europa.

En la tercera, se repitió el guión: mismos equipos, 2-2 y a Valencia. En aquella ocasión el UB Barça fue mejor tras el descanso y no sufrió para conseguir su segunda Liga. Pero aquella noche de mayo no sólo ganaron las azulgranas. Triunfó este deporte. Más de 8.000 personas se congregaron en 'La Fonteta'. Quién sabe, quizás dentro de unos años esa cifra sea normal. Aquí no predigo, sino que deseo.

En la cuarta y última, también hubo sorpresa. Hace unos días Núria Martínez paseaba con una sonrisa indescriptible la primera Liga del Perfumerías Avenida. Ante ese UB Barça que había ganando sus últimos seis enfrentamientos ante las salmantinas, que sólo había perdido cuatro veces en Liga. Sin embargo, ante el conjunto de José Ignacio Hernández perdió tres y sólo ganó uno. Y las tres cayó igual: llegó a los últimos cinco minutos con muchas opciones e, inexplicablemente, acumuló erores fallos y más fallos. Mientras que las charras rozaban la perfección. "Lo importante es cómo acabas, no cómo empiezas", me decía el otro día un compañero. Hablaba de Valentino Rossi, de su gran remontada en Le Mans... pero el heptacampeón abandonó. Su motor le frenó. Al UB Barça, quizás, le pararon su miedo y la ambición de todo un campeón como Avenida.

Estos días las webs confirman rumores, los foros susurran secretos o gritan deseos. Los equipos se refuerzan. No predeciré cuál será el próximo fichaje del Ros o la primera incorporación del UB Barça. Prefiero desear que la selección haga un gran Mundial, que más gente se enganche a este deporte. Prefiero desear.