Vencer al olvido
El éxito es demasiado abstracto. ¿Qué es? Para muchos es sólo ganar. Poco vale que hayas superado muchos partidos, hayas vencido al tiempo o a decenas de deportistas si no triunfas. Es así de simple. Y así de triste. Hoy, en Villarreal, las banderas amarillas danzan, la gente aún celebra lo que celebró ayer, y sueña. Se ve con una guía de París y con su camiseta de Juan Román Riquelme. Allí, en la ciudad donde el corazón más se expresa. O eso dicen. Han llegado a las semifinales de la Champions. Y ante tantas alegrías aparece el propio Román: introvertido fuera y líder en el campo, tímido y valiente. Pero sobre todo realista: "Nadie se acuerda de si llegaste a semifinales. Sólo de quién ganó".
Totalmente de acuerdo, amigo Román. Si no se gana, no hay gloria. ¿El último ejemplo? La mejor jugadora española de baloncesto: Amaya Valdemoro. El pasado domingo su Samara llegó a la final de la Final Four femenina y perdió ante el Gambrinus Brno de la ex jugadora del UB Barça Delisha Milton. Cayó por segunda vez en toda la competición y el día clave. Valdemoro firmó el peor partido que recuerdo de ella: dos triples, seis puntos. Ni la ex jugadora del Ros, ni la gigante rusa Maria Stepanova -MVP del Europeo de Turquía-, ni Ann Wauters. Ni nadie. El conjunto checo, que ya había perdido contra las rusas la edición de la Euroliga del año pasado y el Mundial de clubs, se dedicó a ser mejor. A conservar ese 20-6 inicial y transformarlo en un 68-54.
Me enteré del resultado por un escueto teletipo de EFE y me supo muy mal, tanto por la propia Amaya como por nuestro propio baloncesto. Al día siguiente en muchos diarios su victoria hubiera sido un breve o un mini reportaje. Como perdió, sólo informaron los deportivos y poco más. Así de injusto. La derrota en la final de la máxima competición continental de una jugadora que tiene tres anillos de la WNBA no interesa. Si se llamase, por ejemplo, Pepe y fuera el mejor español lanzando la pelota a un aro, sí hubiera salido, aunque ése ya sería otro tema.
De pequeños los adultos nos recitan una frase: "Lo importante es participar". Pero en los deportes y en la vida en general sólo sobreviven los éxitos. Y ganar es la vía para vencer al olvido. La única.
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